sábado, 31 de enero de 2009

CADA VEZ MÁS CASUAL - El Espectador

Domingo 26 de Enero de 2009

Consumiendo
CADA VEZ MÁS CASUAL
Por Camilo Herrera Mora
Presidente de RADDAR

Todo comenzó con la libertad que se dieron nuestros padres vistiendo blazer de paño con pantalón de gabardina sin usar corbata los fines de semana; esto fue seguido de la firme entrada de los jeans en las jóvenes colombianas y de la profundización del mercado de los slacks en diferentes telas, cada vez más informales. Hoy, la corbata ha sido casi abolida del mercado de oficinas (exceptuando el caso de los sectores bancario y jurídico), y la falda es un hecho extraño en las ejecutivas jóvenes. Lo casual llegó para quedarse.

Las razones son simples. La corbata en la mayoría de los casos fue una obligación de uniforme escolar y no aporta total comodidad al vestir, y la falda, que también viene del uniforme del claustro, tiene serios problemas en climas fríos y realmente complica la movilidad de la mujer. Esto ha causado que cada vez más el mercado este reconociendo la importancia de que la comodidad no riñe con la elegancia pero sí tiene distancia con la tradición.

Esta semana se presentará en Colombiatex, el último estudio de RADDAR – Inexmoda, donde se muestra como las vitrinas de los centros comerciales ya destinan más de la mitad de sus frontales a ofrecer productos de línea casual y que la línea formal pierde espacio y se concentra fuertemente en un mundo ejecutivo que se niega a cambiar, mientras vemos como personajes políticos como Sergio Fajardo, ya gobernaron en jeans.

Hace unos años, el armario de un ejecutivo tenía fácilmente cuatro vestidos completos, algunas piezas para combinar (juego que algunos llamaban “bocadillo”) y ropa deportiva, hoy si bien se pueden tener la misma cantidad de vestidos, los ejecutivos jóvenes no tienen casi corbatas y están completamente dispuestos a experimentar diversas combinaciones de textiles y colores, gracias a los grandes avances en calidad de telas y las paletas de colores, pero sobretodo porque son parte de una generación que ha crecido dejando atrás la tradición, ya que la velocidad del cambio social, cultural y tecnológico de los últimos 20 años ha sido tan ágil, que esta población perdió la capacidad de sorprenderse por el cambio y por el contrario asumen el cambio como un avance y lo absorben rápidamente.

Las mujeres no se quedan atrás; si bien el sastre aún es solicitado en los almacenes, las libertades de combinación de texturas y tendencias, han permitido que los formatos de ejecutivo casual, estén inundando lo corredores de las oficinas, mientras los jeans descaderados de sus épocas universitarias son almacenados en el armario.

Esto no es gratis. Los jóvenes ejecutivos de hoy son más casuales por una razón simple: están dispuestos a equivocarse. El mejor ejemplo de esto es que lo formal requiere todo por escrito, para poder escribirlo con cuidado, que se pueda releer y que sirva como prueba física de lo acordado, mientras que en esta generación, la palabra vuelve a tener un espacio importante y el riesgo de afirmar intuiciones y opiniones supera la tradición de lo reflexionado, y esto se debe a que estos jóvenes son mejor preparados, gracias a los adultos formales que les enseñaron a pensar y vivir libremente.

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