sábado, 20 de febrero de 2010

¿POBRES FINANCIANDO LA SALUD?, El Espectador

Consumiendo
¿POBRES FINANCIANDO LA SALUD?
Por Camilo Herrera Mora
Especial para El Espectador

La tributación tiene una serie de premisas lógicas que buscan redistribuir el ingreso y contrarestar los efectos asimétricos de los mercados en la población, con el fin de financiar el rol del estado social de derecho con fuentes corrientes por medio de impuestos a la renta, el consumo y en particular a las imperfecciones del mercado. Esto sin duda no está en discusión.

Igualmente no hay discusión en que el sistema de salud colombiano atraviesa por una seria crisis de financiamiento, ejecución y efectividad para cumplir con sus objetivos de cobertura, calidad y prestación efectiva de servicios, pero eso no justifica desequilibrar el mercado aún más no mucho menos tomar decisiones que no son acordes a las lógicas tributarias, institucionales y de mercado, porque al final lo que puede pasar es se abre un hueco para tapar otro.

Financiar la salud por medio de impuestos a licores, cigarrillos y juegos de azar tienen un claro componente de equilibrio, ya que tasa a los productos que pueden generar efectos colaterales en la salud de terceros, logrando un sistema de cargas relativamente justo. Este sistema ha permitido que la salud cuente con recursos corrientes y que los departamentos tengan importante rentas departamentales para sus presupuestos públicos; por esto los cambios en estas medidas sin lugar a dudas tendrán impactos muy importantes.

El gobierno nacional ha decretado la emergencia social y en medio de este escenario busca mecanismos para financiar el déficit del sector salud y ha decidido echar mano de una medida tributaria antitécnica y antidemocrática.

El caso de la cerveza es más claro. Actualmente la cerveza tiene un impuesto a las ventas del 11% compuesto de un impuesto al consumo del 8% y una tasa del 3% de IVA; aunque la intención del decreto aún no es clara, el aumento del IVA a la cerveza puede ser de 5 puntos o de 13 puntos porcentuales según como quede redactado. En cualquiera de los dos casos el efecto es el mismo pero en proporciones distintas: aumenta el precio de la cerveza en Colombia.

Estudios de RADDAR demuestra que la elasticidad precio de la cerveza en Colombia se encuentra entre 0,8 y 1,3 según la región y el nivel de ingreso, lo que significa que el aumento de un 1% en el precio puede significar una disminución de casi la misma proporción en las ventas. Esto conlleva que el consumo de cerveza se puede reducir en el país y que sin duda la industria cervecera en el país, particularmente Bavaria, tendrá que hacer cambios en sus presentaciones, promociones, esquemas de comercialización y en el precio para mantener el mercado, lo cual estaría muy bien en el marco de una tributación que cumpla con los principios de neutralidad, equidad, beneficio y capacidad de pago, pero esto no ocurre.

Más allá de la caída en las ventas de la empresa más grande del país o la reducción de sus márgenes (lo cual sin duda tiene algo de popular), lo que causará es un caída en el recaudo tributario de los departamentos, que en promedio reciben de esta industria cerca del 30% de sus ingresos. Este es el primer problema de esta medida.

El segundo problema, es que claramente el decreto busca sustituir un impuesto departamental por uno nacional, sin modificar la norma, pero si aumentando el componente de la tasa de IVA y afectando el precio y por ende el recaudo final, con un tercer problema adicional, que se estaría cambiando un Impuesto a las Ventas por decreto sin pasar por el congreso, es decir por los representantes departamentales, quienes sin duda tiene mucho que objetar sobre la medida; seguramente será una medida tributaria temporal por uno o dos años, pero desafortunadamente la evidencia demuestra que este tipo de cambio finalmente son definitivos.

Si bien estos tres problemas muestran que los departamentos podría dejar de recibir cerca de 225.000 millones al año de las ventas de la categoría, que pueden ser cercanas a los 4,5 billones de pesos al año y que el gobierno podría recaudar esa misma cantidad para financiar el déficit de la salud, hay un tema que no se ha tocado y sin duda es el más preocupante de todos: son los campesinos, obreros, personas de bajos ingresos y jóvenes los que van a financiar el hueco de la salud.

Según datos de diversas fuentes, es claro que las ventas de cerveza en Colombia son 70% en zona rural frente a un 30% de consumo en la ciudades; que el 60% del consumo lo hacen personas de ingresos bajo y que el 80% de las ventas de la categoría se hacen en la tienda de barrio.

Es completamente antitécnico e inequitativo poner a financiar la ineficiencia del sector salud al consumidor de ingresos bajos en Colombia; esto es claramente una violación a los principios tributarios de nuestro país y de cualquier otra nación, ya que al final lo que esto significa es que las personas que deben ser beneficiadas de un sistema de salud subsidiado son quienes lo financian.

Por otra parte, sin duda, muchas personas seguirán tomando cerveza con ese aumento de precio, ya que es un hábito cultural y de entretenimiento de nuestra sociedad, y esto causará que otras categorías de consumo necesarias como el pan, la leche y los huevos se ven impactadas por la medida, ya que la capacidad del compra del consumidor de cerveza habital habrá recompuesto su estructura de gasto.

Es prudente que el gobierno nacional examine esta medida con más cuidado y que comprenda que afectará a la población más vulnerable, reducirá los ingreso departamentales y afectará otros mercados; sin duda la salud requiere financiamiento, pero no por medio de quienes deben ser sus protegidos.

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