domingo, 5 de octubre de 2008

NO VEMOS LO QUE CUESTA - El Espectador

Domingo 5 de Octubre de 2008

Consumiendo
NO VEMOS LO QUE CUESTA
Por Camilo Herrera Mora
camiloherrera@raddar.net
colombiador.blogspot.com

Cuando seleccionamos un producto, estamos pagando su valor y el costo de oportunidad de no haber comprado la segunda mejor opción. Esta premisa de la economía es completamente clara para visualizar que muchas veces las cosas son más caras de lo que pagamos.

Si un día compramos un televisor en los Estados Unidos en unas vacaciones, que nos cuesta el 60% del precio del mismo equipo en Colombia, tan pronto que tengamos que activar la garantía nos daremos cuenta que al final no era la mejor opción y deberemos comprar un nuevo televisor. Este fenómeno es muy evidente, pero en otros casos no. Todos tenemos estimado un valor de hora de trabajo según nuestro salario, en el caso del mínimo es de $7.300, y cada vez que hacemos una diligencia debemos comprender que gastar una hora en movilizándonos al banco y hacer fila, nos cuesta mucho más que pagar los $300 pesos del valor de una transacción electrónica.

Lo que pasa es que somos humanos y no nos gusta cambiar ni que nos cobren por ello. Antes pagábamos los servicios públicos en el banco y nos acostumbramos a perder una hora de nuestro tiempo en estos menesteres, pero la verdad es que los pagos en línea o por teléfono han agilizado los pagos del hogar, pero esto conlleva un pago por este servicio y no nos queda un papel que demuestre el pago.

En este juego perdemos mucho tiempo, y si bien este tiempo no sea de trabajo ni remunerado, bien puede ser tiempo para estar con nuestra familia o descansar, lo cual es mucho más rentable que hacer vueltas bancarias.

No estamos acostumbrados a valorar los costos de oportunidad o los precios sombra, pero son estos los que nos remuerden el día de mañana, y comenzamos a sufrir de la espantosa conjugación de los “si hubiera”, lo cual no es más que un cargo de conciencia de haber tomado el camino más fácil y no el mejor.

Hoy el tiempo vale mucho y de por si perdemos mucho transportándonos por las complejidades de nuestras ciudades, ¿pero no cree que vale la pena pagar $5.000 por que alguien haga sus vueltas y tenga una hora más con sus hijos?, ¿no le ha pasado que lo barato sale caro?, ¿no prefiere disfrutar lo que compró y no sufrir con él?

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