jueves, 28 de agosto de 2008

LLEGO EL SIGLO XXI - La República

LLEGO EL SIGLO XXI
Por Camilo Herrera Mora
Presidente de Raddar
camiloherrera@raddar.net
colombiador.blogspot.com
Especial para La República

Se dice que el siglo XX fue un siglo corto, que comenzó el 1.917 con la revolución bolchevique y que finalizó en 1.989 con la caída del muro de Berlín. Creo que el siglo XXI comenzó en 1.992 con el lanzamiento de las pruebas de la internet en los Estados Unidos, pero entonces nos veríamos avocados a considerar que el siglo XX es el siglo de la televisión que comenzó en 1.928, y olvidar que si bien el siglo XX fue el siglo de la polaridad capitalista – comunista, Estados Unidos fue el poder en el tiempo.

Si aceptamos que el siglo XXI será el siglo de la internet, y de las comunicaciones, con sus debidas implicaciones de la reducción del tiempo y el espacio, la contracción de las interacciones sociales y la universalización del conocimiento, y por ende, la crisis sobre las verdades y las informaciones a medias, sin lugar a dudas el siglo XXI es el siglo de China.

China, que comenzó el siglo en 2.005 con su participación total en la Organización Mundial de Comercio, generando desde esa fecha efectos de aumento de demanda tales, que en los últimos 20 meses hemos sentido el choche inflacionario atípico más grande de la historia. Esa civilización, que conllevará una nueva polaridad entre capitalismo social y comunismo de libre mercado, tiene más historia que la nuestra y aprovecho sabiamente los olímpicos para hacer su presentación al mundo, recordándole que son inmensos, que les debemos los grandes inventos de la historia y que son capaces de hacer muchas cosas mejor que nosotros.

Al mencionar el capitalismo social y el comunismo de libre mercado, me refiero a lo que ya está comenzando a ocurrir en el mundo ante la entrada de la economía asiática al mercado. Los países del capitalismo salvaje como Estados Unidos y Europa, comenzaron a producir en China aprovechando el dumping laboral causado por las bajas regulaciones y los costos fijos de operación, lo que desembocó en un problema de empleo en los países desarrollados, desembocando en una posición mundial contra la mano de obra asiática, llevando al mercado a un capitalismo social, como bien Marx lo había predicho en su materialismo dialéctico. Por otra parte, China recibe cada vez más flujos de capital y la capacidad de compra del mercado y la importación de modelos de consumo y estilo de vida, lo que conduce a un mayor deseo de compra y de nuevas necesidades por parte de la población, llevando a que los salarios comiencen a subir lentamente, apoyados en otras variables como falta de mano de obra calificada y escases de capacidad productiva en ciertos frentes.

Entonces el siglo XXI será testigo oculto de la centralización de las ideologías económicas, hacia un punto de equilibrio donde las personas serán lo importante y por ende su salario y capacidad de compra serán el eje fundamental del debate; esto se dará en gran medida por el aumento del conocimiento y el acceso a la información, lo que llevará a las sociedades a estar mucho más involucradas en el temática diaria y efectuando una “accountability” de mercado sin precedentes.

Más allá de darle la razón a Marx y reflexionar sobre la nueva ola que Toffler estará pensando, es más importante comprender que el consumidor será otro: será un consumidor muy preocupado por el cómo se hicieron las cosas, llevando la cadena de producción a su mismo estado de satisfacción, y por esto seguramente se involucrará políticamente en la toma de acciones contra empresas, marcas y naciones que violen o se aprovechen de las reglas de juego. Y esto se dará porque el siglo XXI es el siglo de China, de la Internet, pero también del agua y del petróleo, los cuales son escasos y serán el eje del poder mundo.

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